domingo, 31 de mayo de 2009

LAS PALABRAS MÁS SENTIDAS

SIEMPRE VOLVER
AUTOR: MIGUEL ANGEL TORTORELLO
Al bajar del tren y tocar con mi pie derecho el anden, no invento, ya no es momento. Mi pecho se abre y suelto mis pájaros, mis mariposas, mis rosas, mis grillos van delante mio. Llegar a Padua, es mi gloria, mi paz. No se irme de acá; volver me da placer, felicidad. Cuando se va el tren, fijo mi vista en su parte de atrás. Siento, desde el anden, que voy saludando y diciendo: feliz que a mi pueblo llegué. Su ruido de hierro me va dejando, al cruzar de la punta en diagonal. Que se yo, no se explicar.Todo se me junta por la vereda de Ayacucho. Todavía esta la pilchería, donde mi viejo me llevo a comprar... Casa Valle, especial... los primeros largos, con historia en los bailes, de un beso robado en Noguera, en ese carnaval. Volver siempre volver, no se donde voy a caer. Deseo desde el fondo de mi ser que pueda volar, con soplos del amanecer,de brisas, de lluvia, de mi vieja con sus últimas caricias, como las hojas que caen de los cansados arboles, en otoño, secas, amarillas,en las veredas de mi pueblo. Es que el invierno empuja a sentirlo en las mejillas, ya vienen los grises, pintura de frío. Pobres, los hermanos mios, que de abrigo tienen el sol, se abrigarán de amor. Están en mi oración. Mi barrio querido, en vos vivo. Todos los días llego, todos los días suspiro.
"CHICHÍN" - 31/05/2009

miércoles, 27 de mayo de 2009

DESTINOS DE LUCHA

Cuento de ALBERTO FERNANDEZ albertofernandez@speedy.com.ar



Foday era compañero mío en un postgrado de Sociología en la Universidad de Cambridge. Yo me había recibido de médico en la Argentina. El facho del Decano, nos dijo que éramos muchos en el país. ¡Como si se hubieran acabado las enfermedades! Todos eran sanos. Se necesitaban más contadores para llenar las planillas, más abogados para los juicios hipotecarios.
Compartíamos la misma pieza y era habitual en las charlas un intercambio de ideas sobre nuestros respectivos países.
Recuerdo algunas de las expresiones de aquellos días referidas a su tierra natal:
-“Nos dejaron miseria, hambre, enfermedades. Volvieron disfrazados de Naciones Unidas, con armas de última generación, tabaco, whisky, drogas. Todo lo tienen en un libro. Saben lo que hacen. Yo era muy chico cuando se fueron de África, en el sesenta y uno. Nos dijeron que ya éramos libres. Pero no para el hambre y sus secuelas. Libertad para vivir en la pobreza, en la incertidumbre.”
Cuando nos separamos recibía cartas de él desde distintos lugares. En una de ellas decía:
- “Por esas contradicciones de la historia, cuando me gradué en Inglaterra, me propusieron recibir entrenamiento militar en los Estados Unidos. Tengo en cuenta las consideraciones sobre la historia de tu país. Recuerdo me decías que nadie se interesaba por el pueblo. Cuando se iban dejaban bien definidas las clases sociales. Todo era cuestión de enfrentarlas. Total el control de la economía les pertenecía”.

Me alisté en los Cascos Azules. Mi destino era el mismo país de mi amigo en Cambridge. Me pareció que esa era una manera de ayudar al ser humano. Esa lacra que queda después de las guerras y las pestes. Supieron que era argentino y se acordaban más de Maradona que del Ché
De pronto nos vimos rodeados por las tropas insurgentes. Nos apresaron metiéndonos en cuevas. Me informaron que el jefe de los rebeldes era el propio Foday.
Él estaba seguro que los Cascos de la ONU eran unos infiltrados que pasaban información al enemigo. Nos mandó apresar. Le tenía sin cuidado la opinión internacional. La guerra no se maneja con el parámetro de la ética. Ya casi dominaban todo el país y pronto tendrían el poder. Las iglesias del mundo, las embajadas, los consulados, se ocuparon de los pobres rehenes. Los secuestrados de un lado pasaban a ser prisioneros de guerra del otro .Ninguno se refirió antes a la indigencia de ese pueblo. Ninguno protestó por el pasado colonialista, ni por la educación, el hambre o la salud.
Foday recorrió las prisiones y de pronto me reconoció. El compañero de Cambridge. Me llevó a su carpa de campaña y conversamos un largo rato interrumpido por soldados que traían informaciones.
Me dio la opción de luchar con ellos o volver a la Argentina. Opté por partir. Conocía bien mis ideas. Sus últimas palabras fueron que sabía que en mi cabeza brillaba más la figura de Guevara que la de Hipócrates.
Por último dijo -Sé que un día volverás. Acá o en otro lugar del planeta.

MI BOHEMIA

- ¿Sabés en ese espacio intermedio viví yo...
- ¿Cómo lo recordás?, pasó tanto tiempo...
Raquel, sorprendida, dudaba; en realidad ella siempre dudó.
Creía que mis fantasías complicaban su vida; bohemio, loco , chiquilín,
cualquier calificativo, que respaldara sus dudas, le servía.
Por eso no duramos; ella prefirió la seguridad; yo fui feliz con mucho menos;
me bastó, por ejemplo, con poder saborear la belleza de un aliso,
envuelto en su verdor rosado...
HÉCTOR VIGNA
en el Delta... 01/2009

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EL SUEÑO CIRCULAR
Como en un sueño
circular
un fuego
desveló
mis horas perdidas.
yo
habituado
a las sombras
(nictálope esencial)
intuí
tu silueta.
Todo lo supe
lo descifré
y en el sopor
inevitable
de la intensa
idealización
te devaneciste
desolado me dormí
para comenzar
mañana
- nuevamente-
el sueño circular.
MARCELO ROSENDE